Fuga De Lecumberri Libro Pdf 18
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El galimatÃas de la muerte de Vidal y el procesamiento de Kaplan, su socio, está relatado en el libro Kaplan. Fuga en 10 segundos, obra de Eliot Asinof, Warren Hinckle y William Turner, publicado en español por Lasser Press en 1973. Existe además un relato autobiográfico de Carlos Contreras, compañero de celda y de fuga de Kaplan, llamado La Fuga del Siglo, editado por Carnel, en Venezuela, también en 1973.
Nuevamente antes que El Chapo, esta vez de su fuga del Penal Puente Grande, Kaplan ideó una fuga escondido en un montón de ropa sucia que serÃa llevada, con él adentro, a la lavanderÃa por un camión repartidor. El plan se frustró por alguna delación.
Kaplan inauguró, exitosamente, el uso de helicópteros en fugas de cárceles. Dos años después que él, tres miembros del Ejército Republicano Irlandés se evadieron de una prisión en Gran Bretaña luego de que un compañero suyo secuestró una nave con su piloto y lo obligó a descender en la cárcel de Mountjoy.
Será posible ver la fuga de Kaplan, un agente de la CIA, gracias al filme La Cuarta CompañÃa, thriller mexicano dirigido por Amir Galván y Vanessa Arreola y que se estrenará el último trimestre de este año.
Galván y Arreola utilizaron un helicóptero idéntico al empleado por Kaplan, el Bell con cuerpo de libélula y cabeza de esfera transparente. Rodaron en el interior de la PenitenciarÃa de Santa Martha y la escena de la fuga de Kaplan fue lograda en el mismo patio al que descendió, en 10 segundos, el aparato. Muchos de los extras y parte del reparto con papeles menores son internos.
Uno pensarÃa que para un comando de presos de la PenitenciarÃa del DF, mejor conocida como de Santa Martha Acatitla, que tienen oportunidad de salir y operar en las calles de la Ciudad de México de finales de los setenta, una fuga es un suceso que desluce luego de tanto salir y entrar de la prisión, comentan en entrevista con SinEmbargo Arreola y Galván, directores de La Cuarta CompañÃa.
En nuestra historia retomamos la fuga de Kaplan como alegorÃa, como un sÃmbolo asombroso de la libertad, de la ausencia de presión y también presencia de expansión individual y unión solidaria con los otros. La fuga es uno de los episodios que recreamos en la PenitenciarÃa del DF, el mismo lugar donde se origina el relato histórico de la cuarta compañÃa durante el sexenio de López Portillo.
En abril de 1976 hubo una fuga espectacular en Lecumberri de un grupo de personas encabezadas por un notorio traficante de drogas. Atrajo mucho la atención pública y provocó un gran escándalo, muchos lÃos adentro de la cárcel. Entonces, el presidente Luis EcheverrÃa me preguntó si aceptarÃa dirigir Lecumberri en medio de esta catástrofe que habÃa ocurrido.
Me comprometà con la dirección de Lecumberri y la desempeñé durante varios meses con sobresaltos, como es natural en una cárcel de esas caracterÃsticas, pero también con agrado. Fue una especie de liberación para los presos en reclusión, porque se abrÃa la puerta a sus familias, a sus libros. Se renovó en poco tiempo, lo puedo decir con franqueza. Hay testigos de aquello y mucha gente ha escrito sobre el asunto.
Ahora, si su pregunta va encaminada a si era un lugar de represión polÃtica, la privación de la libertad es represión en sà misma y también tiene una raÃz polÃtica. Que puede ser polÃtica saludable o polÃtica insana. Pero no era un lugar en el que se confinara a reclusos seleccionados para maltratarlos. Aunque sà se les maltrataba, con distintas especies de maltrato: al extranjero de una manera, al polÃtico de otra, a los presos comunes de otra, a través de la explotación, la violencia o la amenaza. Los presos polÃticos estaban sujetos a restricciones muy severas, pues no podÃan recibir visitas, ni leer los libros que ustedes y yo leemos de manera natural. ¿Qué problema podrÃa causar leer a Marx o a Engels en la cárcel? Era una restricción absurda.
Arturo Ripstein filmó Lecumberri. Hay otras pelÃculas, como Motines en Lecumberri, que se estrenaron en mi época.Hay un libro mÃo que se llama Los personajes del cautiverio, publicado por Porrúa. Está profusamente ilustrado y con muchas citas de pelÃculas, de libros, de autores mexicanos y no mexicanos sobre el tema de las cárceles. Hay, también, un libro de Tita Valencia, que se llama Testimonio carcelario de Ricardo Flores Magón. Ricardo Flores Magón estuvo preso en Estados Unidos y murió asesinado en una prisión norteamericana, en Leavenworth. Mientras estuvo preso escribió cartas muy hermosas, porque, aparte de un revolucionario, era un hombre de letras. 2b1af7f3a8